El diseño de una estrategia de financiamiento tiene como punto de partida una certeza: la empresa se desarrollará a través del tiempo como una entidad dinámica. Por dicha razón las necesidades de financiamiento tanto de capital de trabajo como de mediano-largo plazo para la compra de bienes de capital serán una constante en mayor o menor medida dependiendo de distintos factores.
Es precisamente por eso que debemos tener en cuenta el diseño de una estrategia que permita prever la evolución del negocio en el tiempo a fin de lograr adelantarnos a las circunstancias y consiguientes necesidades de financiamiento.
Un error a evitar es tomar decisiones de financiamiento basados solamente en:
Lo que en muchos casos sucede es: cuando una empresa enfrenta una necesidad coyuntural de corto plazo o bien una necesidad de financiamiento de inversión suele elegir la opción más barata, la ofrecida por los bancos con los que opera y que cubra la necesidad inmediata.
Nos podríamos preguntar si esto está mal.
No, por supuesto que no y además es lo más lógico. Sin embargo esta tendencia lo que genera es que no se tenga en cuentan otras opciones y más que nada se defina si la coyuntura será por única vez o bien podrá repetirse por causa de futuras necesidades de capital de trabajo o financiamiento de inversión. Factores que condicionan la situación actual podrían cambiar:
La experiencia nos ha demostrado a todos que:
Todo lo anterior es un correlato entre lo que la experiencia nos ha demostrado que pasa o puede pasar dentro de la dinámica de un negocio y los riesgos que debemos minimizar a través de la anticipación.
Esto nos lleva a la conclusión de que sería un error considerar que por estar calzados financieramente en este momento no necesitamos tomar en consideración situaciones futuras porque probablemente nunca sucedan o bien porque es muy difícil que sucedan.
Aquí subyace el error. Y no solo porque las condiciones actuales podrían modificarse cambiando así todo nuestro panorama financiero sino porque precisamente de no tener una estrategia que adecúe el financiamiento a la evolución de la empresa, el desorden podría producir efectos negativos como:
Una estrategia sana de financiamiento debe siempre anticipar el nivel de crecimiento, tal como lo hace la empresa cuando diseña un flujo económico para un período de tres o cinco años. La mejor política es diseñar un flujo financiero para anticipar la evolución que tendrá la caja y el nivel de inversiones requerido.
Una política de anticipación permite una decisión inteligente de alternativas de financiamiento priorizando: La diversificación de canales de financiamiento;
El resultado de una política de este tipo tiene como efecto optimizar los indicadores de riesgo crediticio, los cuales representan para las entidades financieras el punto de partida para apoyar a la empresa o mantener dicho apoyo. Asimismo la posibilidad en todo momento de incorporar nuevas entidades locales o del exterior.
Por último todos los empresarios saben perfectamente donde está su punto más sensible: en la caja. Por eso mismo es que una estrategia de financiamiento es fundamental, porque el apoyo del sector financiero representa un factor esencial para esa caja.